lunes, 22 de junio de 2009

Empecemos vomitando...

¿Quién no ha tenido en algún momento de su vida ganas de agarrar a alguien por ... y de llamarle hijo de ... y de darle tres o cuatro...? Tú, ¿verdad? Ah, tú también... Pues bueno, yo me incluyo en el grupo.

Acabo de ver el documental Deliver Us from Evil (Líbranos del Mal) y aquí va un aviso a navegantes:




Hay muchas cosas que hacen aflorar mi vena sindicalista (sí, estoy todo el día protestando; triste, pero cierto), pero pocas me hacen vomitar y me dan ganas de hacer lo peor con alguien... Pues, por desgracia, ésta es una de ellas.

Escuchas al hijo de p... del padre O'Grady hablando sobre lo que hizo con toda serenidad, y piensas en hacerle lo peor a ese desgraciado.

Me ha parecido un gran documental por muchísimas razones. Primero, el propio cura pederasta reconoce lo que hizo, lo cual no le dignifica en absoluto, pero el hecho de que lo reconozca abiertamente delante de una cámara es algo. En segundo lugar, porque es un claro aviso a familias que creen ciegamente en la Iglesia y permiten entrar en sus casas y en sus vidas a personas relacionadas con esa institución que no conocen de nada. Esto me parece muy importante para que la gente comience a diferenciar entre Iglesia y las creencias religiosas que uno tiene. Que uno sea carnicero, no implica que te corte bien la carne; que otro sea cura no implica que sea buena persona. Dime de qué presumes y te diré de qué careces... En tercer lugar, la Iglesia no condena estos hechos desde el momento en que los conoce, sino que además, delante del tribunal, marea la perdiz y no habla claro. Esas acusaciones, en mi opinión, me parecen suficientemente graves como para encarcelar a todos ellos por encubrimiento durante tantos años. Podría seguir argumentando con las declaraciones de las familias que denotan un sentimiento de culpa en todo momento por algo de lo que ellos no son culpables, la imposibilidad de tener una audiencia en el Vaticano, las intenciones de O'Grady de redimirse mediante el envío de cartas a sus víctimas... Son muchas cosas por las que merece la pena ver la película, aunque sientas odio, aunque llores cuando escuches al padre de Ann hablar...

Me ha parecido interesante comentar esto para dejar clara mi posición de repulsa en lo referente al doble rasero de la Iglesia Católica, y porque tengo la esperanza de que algún día a los curas (sólo a los pederastas, pedófilos y demás delicuentes, claro, que digo yo que algún cura bueno habrá por el mundo suelto) y demás individuos que conforman esa empresa se les pueda juzgar como al resto de los mortales, que es lo que son (aunque ellos dan asco y la mayoría de la gente no). Y para que la gente no se engañe y crea que sólo son casos puntuales como los que han salido a la luz en Irlanda hace unos días. Esto lleva así siglos, tanto siglos como el montaje de la Iglesia.

Cada uno es muy libre de creer en lo que quiera, siempre que se respete a los demás. Afortunadamente, para muchos creyentes Dios no tiene nada que ver con la Iglesia. El Dios en el que creen algunos no creo que vea bien que hablen en su nombre curas que se dedican a violar.

Podría seguir hablando más sobre esto, pero creo que ya empezarían a salirme improperios por todas partes y tampoco quiero ofender.


Dejo un link a un reportaje sobre el documental:
http://www.elpais.com/articulo/cultura/perturbadora/confesion/padre/Grady/elpepicul/20061205elpepicul_4/Tes

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